Al pueblo saharaui y a sus poetas
EL DÍA DE LA INDEPENDENCIA
Ella atravesó el territorio en llamas,
nos hizo una promesa
y todo parecía posible.
La acacia de los años se ha ramificado
y nuestra espera cansada de tantas palabras,
dejó de nutrir su mirada buscando
la altiva nube, huésped del mañana.
Y cuando ya habíamos dejado de creer en el retorno
a la patria.
Por fin, llegó.
Grandiosa, nueva, florida…
y nos cubrió con su verde sombra.
Cargó nuestros baúles, fardos y jaimas,
todos nuestros lamentos y balidos
y dejó cientos, miles de ataúdes de sábana y tierra,
testigos de nuestro naufragio y de la carnicería del tiempo.
En el cielo del Sáhara murió el otro cielo.
Ahora era esmeralda
(sin tributarios ni barrotes),
con una estrella en el pecho
(y sin miedo),
olas inmensas de negros ojos
y sonrisas rojas de media luna,
(sin tropas invasoras ni monarcas).
Aquel día todos nos sentamos a contemplar el mar,
las dunas y los galaba.
Era hermoso escuchar
todo lo que tenían que contarnos.
Un estribillo de manos de hermosa henna,
se puso en marcha:
manos y voces libres,
melhfas y darráas,
manadas de dromedarios en tropel.
Cuencos y tambores
batiendo las alas de la victoria.
por fin, llegó.
Grandiosa, nueva, florida…
y nos cubrió con su verde sombra.
Limam Boisha