A menudo se escucha a algún entrenador decir que la clave para ganar tal partido de fútbol fue “no dejar jugar al rival”. Todo un síntoma de un deporte enfermo, que sería terminal si no estuviera ligado a la idea del éxito, el dinero y la popularidad. Tanto que si hay otro entrenador que lo niega, y afirma que la clave es jugar más que el rival, es despreciado. Y ese virus infecta a niños de todos los países, ricos o pobres, y muchas veces a sus padres. Por eso es precioso ver que en los campamentos no solo se fomenta el fútbol, sino que los bibliotecarios del Bubisher orientan a niñas y niños a disfrutar con el deporte: gimnasia colaborativa, volley… Sergio, un italiano generoso y exuberante, fundó en Smara una academia de boxeo en la que también se calzan los guantes las chicas, y las horas de entrenamiento más parecen un baile que un combate. Todos los años se celebra el Sáhara Maratón, una ocasión para participar, para lo que antes hay que entrenar. En estos días de febrero también se juega en las bibliotecas, se enseña a hacer deporte sin la meta del éxito, sino con la del disfrute, el gozo y la agradecida respuesta del propio cuerpo. Y los niños de alguno de los clubes de fútbol de la hamada tienen en un su programa semanal la visita a la biblioteca. Uno de ellos, el “Uad el salam”, es parte del libro “Arena y Agua”. Seguro que después de eso su objetivo es jugar, no solo ganar. Como los de este video, los de estas fotos. No, no todo es fútbol.