JUEGO DE MANOS 8

UN SUEÑO EN VERDE

“Nos miramos con la complicidad de quienes comparten un secreto antes incluso de que la imaginada Sherezade empezara a contar nuestra vieja historia: “Aquel día tuvo dos noches”.

Una noche para soñar y una llena de pesadillas.

Por esa extraña forma que tienen los sueños, me encontré bajando por el río Sella. Navegaba en un sueño verde. Y me maravillaba la luz y el verdor que había alrededor de aquel río. Verde claro, verde vivo. Verde oscuro, verde olivo. Verde puro, verde lima.
Agua verde. Mucha agua verde.
Ramas, tallos y hojas verdes. Pulidas piedras verdes. Trenzas y ojos verdes. Besos, sonrisas y abrazos verdes. Todo verde. Me faltaban adjetivos para describir la tonalidad de verdes que me desbordaba y fascinaba al mismo tiempo. Había hasta un olor que asfixiaba de puro verde.

Estaba solo con dos remos verdes en una canoa, por supuesto verde, descendiendo por el río. La canoa me sacó del verdor de la ensoñación dando vueltas sobre sí misma. Una y otra vez como un trompo.
Cientos de piraguas se deslizaban suavemente camino al mar bajo un sol espléndido. Mi canoa era como un tornado que engullía a todas las piraguas que se iban acercando y las tragaba como si fuera el “Triángulo de las Bermudas”. Allí empezó la pesadilla.

Cientos de piraguas intentaron sacar la extraña y mortífera canoa, pero todo lo que se acercaba terminaba desapareciendo.
Un golpe seco me despertó, pero diez segundos antes de abrir los ojos vi a un saharaui. Estaba solo en una canoa. Desde ella, sin pensarlo dos veces, lanzó su turbante. Era un turbante largo y colorido. Me extrañó que aquellos colores del turbante fueran los mismos que los de la bandera saharaui. Nunca había visto uno igual.
El hombre lanzó su turbante varias veces hacia la canoa, y cuando parecía que se iba a rendir, el turbante envolvió la canoa y la hundió. Entonces, todas las piraguas que estaban en el fondo del río empezaron a emerger.
El río se llenó de colores, de gritos y vítores.

Al salir de mi jaima, aquellos colores que llenaron el río Sella se transformaron en un día lleno de posibilidades.

Liman Boisha

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