EN EL BUBISHER DE AUSSERD LOS LIBROS ESTÁN ENVUELTOS EN COLORES

( Por Asoc. Amigos del Pueblo Saharaui de Alcobendas y S.S. Reyes)

Cuando llegamos a la biblioteca nos encontramos con dos paredes en blanco, recién pintadas ¡qué bien! era como un inmenso papel para dibujar. Pero al poco tiempo nos dimos cuenta de que era un papel muy, muy grande y que había que dibujar y pintar mucho para llenarlo ¿nos dará tiempo en menos de una semana? Llevábamos unos meses preparando el diseño y sería una pena no poder plasmar todo lo que queríamos en ese enorme lienzo. Pero Nadim, nuestro artista, cogió un carboncillo y en menos de una hora ya estaban todos los personajes, todas las olas que luego serían de colores y hasta la bandera saharaui perfectamente dibujados en las dos paredes. Bueno, pensamos, este hombre es un mago o sabe muy bien lo que se hace. De nuevo la alegría de poder empezar a colorear. Mientras él se ocupaba en esta tarea, fuimos a comprar la pintura blanca y los tintes de colores ¡chupado! Habíamos comprado una lata de 20 kg. de pintura blanca y los tintes para hacer la mezcla y sacar los colores. Empezamos a recoger botellas de agua mineral para hacer las mezclas, pero una vez más nos dimos cuenta de que aquello no iba a ser fácil, ¡buf! los colores se quedan pálidos con la mezcla de blanco y unas gotitas que nos dijo el vendedor, no se parecían al diseño previo, ¿Qué podemos hacer? Pues comprar más tinte! Así que allá que volvieron Elena, Lucía y Saad a por más. Ahora sí, con una mezcla abundante en tinte ya teníamos nuestros colores ¡bieeeen!

Todos los días nos levantábamos temprano, muchos después de dormir a la luz de la luna, ¡que sensación! y desayunábamos pan recién hecho. Definitivamente los saharauis son especiales, saben hacerte sentir como en casa. Saad nos recogía con la furgoneta del Bubisher a las 8.30 horas, y aunque nos esperaba un día duro y caluroso, porque el desierto no se anda con tonterías, subíamos los catorce a la furgoneta haciendo bromas, como escolares de excursión. Había que sentarse en el suelo pero no nos importaba, sabíamos que algunas comodidades estaban reservadas para nuestra vuelta a la jaima. La puerta lateral de la furgoneta se quedaba abierta, para no asfixiarnos y así los que visitaban por primera vez los campamentos disfrutaban de las “vistas” tan ajenas al mundo que conocemos.

Cuando llegábamos a la biblioteca de Auserd nos reuníamos para repartir el trabajo del día. Nadim nos dio unas indicaciones de cómo pintar las olas, que era lo primero que íbamos a hacer. Los dibujos de los niños y niñas era lo último que se perfilaba. El plan de trabajo consistía en pintar la pared de entrada a la biblioteca por la mañana y por la tarde la pared que se ve desde la carretera porque era cuando daba la sombra. Funcionó el primer día porque también hay que contar con el siroco, que vino algunos días a visitarnos, imaginamos que curioso por ver tanto colorido en el desierto. Así que los demás días íbamos sorteando el siroco y el calor como podíamos. Idris pintaba las olas de color azul, Vicente y Sergio pintaban las de color rojo, Borja y Pipi pintaban el color naranja, Granada el amarillo, Ana el verde claro y verde oscuro. Lucía y Ana Camacho habían comenzado a perfilar los dibujos. Natalia y Lorena o las Selena’s se dedicaron a pintar los carteles de señalización. Juanki hacía fotos y también se manchaba las manos y Elena y Saad eran los conseguidores, recorriendo todas las tiendas de Auserd para traer los materiales necesarios para continuar con el trabajo.

A las 12.30, hora de cierre de la biblioteca, aunque muchas veces apurábamos hasta la una por aquello de “un poquito más que ya termino esto”, nadie quería irse con el trabajo a medias a pesar de las duras condiciones, Saad, nos llevaba a casa para comer, descansar y librarnos del calor que ya en abril es bastante fuerte en las horas centrales del día en los campamentos.

De nuevo a las 17.30 horas Saad puntual como un reloj suizo nos llevaba de nuevo a la biblioteca. El lunes por la tarde nos pusimos a colorear todos la parte de atrás y de pronto empezaron a llegar coches con españoles que habían viajado con nosotros. De pronto la pared se inundó de manos y pinceles pintando las olas. También nos acompañaban los niños y niñas de las familias que nos hospedaban. Fue un subidón ver que no había hueco para pintar. Todos en fila ocupando toda la pared. En ese momento pensamos y nos dimos cuenta de que conseguiríamos nuestro objetivo.

Los días siguientes nos dedicamos a terminar las olas y perfilar el dibujo y al finalizar este proceso se acababa dando un trazo el doble de grueso a la línea exterior que técnicamente Nadim llamaba valorar.

El miércoles por la mañana nos lo tomamos de descanso y Saad nos llevo a conocer el hospital, el centro de niños con discapacidad y el mercado.

Por la tarde continuamos con el trabajo y ya comenzamos a realizar las plantillas de las palabras en español y en árabe proyectándolas y marcándolas en una hoja en blanco.

El jueves por la tarde y el viernes eran los días de descanso en los campamentos. El sábado por la mañana era nuestro último día de trabajo y terminamos de rematar las palabras. Fuimos a pedir prestada una taladradora para colgar el cartel, lijamos y pintamos la verja que cierra la biblioteca y llevamos a cabo los talleres de ilustración y caricaturas a los niños y niñas de un colegio.

Finalizamos con un sentimiento ambigüo, de felicidad porque habíamos terminado todo el trabajo y alguna cosa mas que surgió, como la señalética, pero también de tristeza, porque se acababan unos días de convivencia, de trabajo, de tirar todos a una del mismo carro sin escatimar esfuerzos.

Desde la carretera veíamos la biblioteca de forma espectacular, toda colorida, atrayente, gracias al trabajo de todos, incluido Saad, siempre dispuesto a todo. Por dentro estaba preciosa con todos sus carteles. Así que nos fuimos pensando que habíamos dejado un granito de color en aquel desierto ocre, en el que la vida pasa con la parsimonia con que se hace el primer té y el segundo y el tercero y así por más de cuarenta años…

 

Asoc. Amigos del Pueblo Saharaui de Alcobendas y S.S. Reyes

 

 

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