Recuerdos y sensaciones de una voluntaria

Iria Anido fue voluntaria en el campamento de Smara el pasado mes de marzo. Hoy, recuerda su experiencia en esta crónica escrita desde la emoción.

“Tras tener que retrasar por dos veces mi viaje por circunstancias ajenas a la organización del Bubisher y a mí misma, todo resultó maravilloso. Al final, todos los miedos que albergaba ante lo desconocido se fueron disipando para desear cada vez más estar allí.

Tras un puñado de aventuras….y tras media hora de viaje en el Land Rover desde Bojador hasta Smara, sola, con un hombre tímido y callado, a la una de la madrugada…llegué a protocolo donde Julián me esperaba…dormido ¡Pobriño!

Julián fue un compañero de viaje inmejorable…y mejor persona. En protocolo coincidimos un sólo día del tamaño de un mes con otros dos cooperantes catalanes: Jordi y Olga…otros regalitos de la vida.

En cuanto a nuestros compañeros saharauis, solo puedo decir que me encantaron

Kabara: linda, atenta y pura.

Lafdal: entusiasta y épico, a la vez que tierno y cariñoso.

Brahim: elegante hasta en su forma de masticar el chicle…esa es su poética…la mesura, paz para conversar.

Ebnu: es la constante del Bubi de Smara…bondad y transparencia…amor.

Pude hacer muy poquito de mi proyecto, porque mi estancia en los campamentos se redujo mucho por las circunstancias del viaje, a penas un día jugamos con los versos y las posibilidades de dos idiomas deliciosos. Pero lo que no hice fue lo mejor que me pudo pasar, porque será el punto de partida para saber cómo enfocarlo de nuevo si tengo la suerte de poder volver.

La visita a Dajla y la charla y paseo con su gobernador fue una estupenda oportunidad para engancharme más a algo que está naciendo. Me gustaría estar vinculada y apoyar en la medida de lo que se necesite desde aquí o yendo allí, para conseguir que el Bubisher llegue a Dajla con su vuelo de la buena suerte.

He vuelto enamorada de las personas que conocí allí, he aprendido tanto de ellas que están presentes en cada uno de mis días y, por supuesto, en cada una de mis noches estrelladas. Su serenidad y su acierto vital, a pesar de las circunstancias, son un regalo y una gran lección.

La vuelta ha sido más dura de lo previsto, y contra todo pronóstico, he necesitado tiempo para reubicarme en esta sociedad.

He hecho algún recital con los versos de arena que nacieron allí, y aquí, con la resaca emocional correspondiente, en esos recitales el verso constante y más importante es el que declamo en tono de narración, para que cada vez más sepan más…”

Iria Anido

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