CINCO RAMAS DE UN MISMO ÁRBOL

Aquí tenemos a tres niñas y dos niños entregados totalmente a su creación artística. Cinco ramas de un mismo árbol. No de miseria, como en el poema de Nicolás Guillén, sino de imaginación. ¡Qué unión y qué vínculo más hermoso! Diez manos unidas, para crear un personaje o el escenario de una obra teatral. ¿Quién sabe?
¿Quizás solo desean embellecer su Nido, trasplantando un árbol de un terreno de poco jugo y humedad, para sembrarlo y llenar de verdor las paredes de su hogar de lecturas?
Se ve que no desean un árbol cualquiera, sino uno frondoso, de tronco grande e imponente.
Los árboles son santuarios. Cuando hayamos aprendido a escuchar a los árboles, nos sentiremos en casa. Eso es la felicidad, dijo, Herman Hesse.
Los cinco están en silencio. ¿Están escuchando a su árbol? Dibujar al que tienen entre manos, también es una manera de aprender a escucharlo, quererlo y protegerlo. Y estoy casi seguro, que este grupo de niños y niñas, lo haría con una acacia, un bosque, un camello, una persona enferma o cualquier otro ser vivo.
El Bubisher es esto: un dibujo colectivo, un kamishibai, la lectura de Tin Tin, o el visionado de Tiempos Modernos de Chaplin, por ejemplo. Y es tantos otros aprendizajes y propuestas necesarias para complementar la educación de estos y de todos los niños saharauis.
Según Pseudo-Plutarco, lo único que merece la pena es la educación. Los títulos nobiliarios son un bien de los antepasados. La riqueza es una dádiva de la suerte, que la quita y la da. La belleza es efímera; la salud, inconstante. La fuerza física cae presa de la enfermedad y la vejez. La instrucción es la única de nuestras cosas que es inmortal y divina. Solo la inteligencia rejuvenece con los años. Ni siquiera la guerra que, como un torrente, todo lo aniquila, puede arrebatarte lo que sabes.
La educación no es lo único que merece la pena. La solidaridad, la generosidad, el amor o la libertad, también merecen la pena. Pero, qué triste sería el mundo, sin jugar, sin experimentar, sin crear. En definitiva, sin aprender, como lo están haciéndolo estos cinco artistas de la foto.
Limam Boisha

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