El año de los colegios e institutos

Mientras unos tiran la toalla , porque, según dicen, no hay nada que hacer, ellos sudan la camiseta en carreras solidarias, porque saben y demuestran que se puede hacer mucho.

 

 

 

 

 

 

Frente a quienes callan y miran hacia otra parte, ellos unen sus voces en un grito común por la paz y la libertad.

Contra aquellos que caminan por la senda del desencanto, ellos aportan sus pequeños tesoros para una tómbola cuyos boletos siempre tocan, porque llevan impresa la palabra solidaridad y generan ilusión a manos llenas.

A pesar de los que creen que los libros están de capa caída, ellos montan mercadillos solidarios, en los que cada libro vendido es un impulso para hacer posible el derecho a la lectura.

 

 

 

 

Para luchar contra la frialdad de los descreídos, ellos tejen gorros y bufandas que son como un cálido abrazo para quienes luchan día a día por avanzar hacia un mundo más equilibrado.

Buscando hacer posible lo que algunos creen imposible, ellos generan un mundo de fantasía que es contagiosa.

Para que el eco de sus voces llegue a los que aún no lo han oído, ellos explican, como si de un libro abierto se tratara, el porqué de su acercamiento a los niños saharauis,

 

A todos ellos, niños y niñas de todas las edades y de muchos colegios de España, les une su empatía con los niños y niñas saharauis, su solidaridad con el proyecto Bubisher y la suerte de contar con unas familias y un profesorado que saben despertar en ellos el espíritu de la justicia y de la solidaridad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Y nosotros, todos nosotros tenemos la suerte de contar con ellos, porque ellos construirán el futuro

A todos y a cada uno de vosotros, GRACIAS.

 

 

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