Ese es el regalo que nos traen, el primero: La nueva biblioteca, cerca ya del final. Ahora parece solo cemento y tierra, pero ese será en un par de meses el patio ajardinado de la Biblioteca Pública Pilar Bardem, en El Aaiun. Estará lleno de niños, felices por tener, por fin, un hermoso lugar en el que sentarse a leer, a leerse a sí mismos en relación con el mundo, con la vida. Esa misma foto tendrá muy pronto a una chica escribiendo en su libreta. Los bibliotecarios de El Aaiun tendrá ante sí el reto de hacer de su biblioteca un centro vivo, lleno de actividades para niños, jóvenes y adultos. Y es que el año nuevo nos trae regalos, pero también obligaciones. Seguir trabajando aquí en colegios e institutos para encontrar a chavales generosos, capaces de compartir lo que tienen con aquellos otros que tan poco tienen, para que tengan. Seguir trabajando aquí para que los de allí, los más de veinte saharauis que ya trabajan en Smara, Bojador, Ausserd, Dajla, puedan seguir trabajando. El balance del año pasado no puede ser más alentador, pero cada año nuevo tenemos que elevar un poco más al listón, llegar más lejos, llegar más hondo, llegar a más. Esos son nuestros regalos de reyes: ni oro ni mirra, y mucho menos incienso; compromiso, fidelidad, coherencia.