MENTIRAS Y VERDADES

 

UNA MENTIRA PONE EN DUDA MIL VERDADES (Sócrates)

Fenáreta, madre de Sócrates, practicaba el oficio de la “mayéutica” (“obstetricia” en griego). Con la complicidad de Edipo inspiró a su hijo quien  diseñó una técnica para desvelar la verdad y la  bautizó con el mismo nombre. Al igual que una partera ayudaba al alumbramiento, él ayudaba al discípulo mediante continuas interlocuciones a cuestionarse sus respuestas, así una y otra vez hasta que afloraba la verdad para la cuestión planteada. Decía que la persona “sabia” sabe que la honestidad es un bien porque le reporta beneficios (confianza, reputación, estima, honorabilidad) muy superiores a los que reporta el engaño (riquezas, poder, matrimonio conveniente). La mayéutica en temas morales y políticos reivindicaba para los gobiernos “personas capacitadas”  expertas en lo relacionado con el bien, la justicia y las virtudes morales.

Precisamente “gobiernos capacitados” es lo que hoy necesitaríamos para poder dar solución al conflicto saharaui; la gran mentira de la no capacitada monarquía de Marruecos sobre la territorialidad del Sahara Occidental pretende poner en duda mil verdades sobre el pueblo saharaui.

Yo prefiero darle la vuelta a la frase y creer que “una verdad bien documentada y bien relatada puede desarmar todas las mentiras que sustentan cualquier gobierno y además puede producir cambios”.

El pueblo saharaui sigue siendo sabio cuando su propio activismo apoyado por observatorios solidarios como por ejemplo el WSRW desenmascaran a través de la investigación y documentación las ilegales prácticas extractisvistas de empresas y gobiernos,  para luego diseñar campañas de incidencia política, económica y social que van a producir cambios enfocados a  una digna salida del conflicto.

Por eso, por las verdades que cuestionan las mentiras, seguiré vigilando el origen de los tomates y melones que compramos en el estado español para no consumir los que puedan llegar vía Marruecos-Perpignan; me cuestionaré el consumo del pulpo procedente de un Marruecos que no tiene pulpo en sus costas, y no consumiré pescado pelágico saharaui mezclado con el de Marruecos en los caladeros de Agadir para poder ser  etiquetado como marroquí, no lo haré por lo menos mientras que la población saharaui permanezca excluida de esos negocios; elegiré disfrutar de las playas de arena negra en Canarias porque las doradas se mezclan con la arena robada al Sahara y por ello esconden el horror de las bombas en la huída a los campamentos; evitaré ir de vacaciones a Dahla a pesar de los chollos de airbnb y de los resorts en playas privadas de booking,  por lo menos mientras que su población en el exilio no pueda hacerlo como yo; y cuando me hablen de la excelencia de empresas españolas como por ejemplo la de tecnología y defensa INDRA que coopera en la ocupación controlando y protegiendo la explotación de los recursos saharauis o la nuevazelandesa Ravesdawn que compra fosfatos saharauis para posibilitar a su población una agricultura más saludable y sostenible, podré rebatir y explicar que estas  actividades tienen poco de excelentes porque son ilegales, vergonzosas y evidencian a qué terrible y dramático precio se prospera por aquí.  Así al estilo de la mayéutica, desenmascarando un largo etcétera de vulneraciones que seguramente superarían la cifra  de 17.385, los días de exilio en los campamentos, podremos reaccionar ante las mentiras que nos cuentan para que entre otras cosas nadie ceda y nadie piense que el Sahara Occidental está en venta.

Cuando los impulsores e impulsoras del proyecto Bubisher se lanzaron a  los campamentos con el primer bibliobus, seguramente «solo sabían que no sabían nada» me imagino que diría Sócrates; porque no sabían que en 15 años iban a florecer como verdades bibliotecas y bibliobuses en todas las wilayas, que iban a estar gestionadas por trabajadoras y trabajadores saharauis muy capacitados, que los bubis iban a recorrer su propio camino  hasta convertirse en sabios centros para el disfrute de la lectura, la cultura y el ocio en los campamentos. Y como el recorrido de Bubisher durante estos años ha brillado por su dignidad y honorabilidad, también me puedo imaginar a Sócrates en Valsaín junto a Liman y los anfitriones Paicos y Emilio cortando  la tarta del 15 aniversario, felicitando y repartiendo trocitos a todas las personas de la asamblea.

Koro Azkona

 

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