UNA LECCIÓN DE PERIODISMO

Los niños y niñas que van al Bubisher a veces juegan a ser periodistas en su daira. Para escribir sobre la realidad que les rodea. Tienen buenas maestras, como la bibliotecaria de la foto.

Hoy les abrió ese pequeño cielo azul cuadrado. Todos entraron con ella en ese azul de imaginación infinita.

Todo lo que les dijo, todo lo que les enseñó, debía servir para que cada uno de ellos pudiera descubrir y expresar con sus propias  palabras la misma realidad donde todos nacieron y siguen viviendo.

La bibliotecaria jugó con ellos a escribir sobre el huerto, que tenían al fondo. No para decir que era un huerto y era verde, sino para excavar con sus fantasías en la hondura de ese suelo que había antes del huerto. ¿Y quién lo levantó y cómo surgió y quién hizo brotar los tomates y los espárragos en medio de ese pedazo de tierra tan estéril?

Les invitó a hacer todo tipo de preguntas. Les animó a que no se cortaran ni un pelo. Que dieran rienda suelta a su imaginación. Les dijo que se fueran a los corrales a entrevistar  a las cabras. A recabar su opinión sobre temas viejos o actuales. Preguntadles, les retó, si les gustan las sobras que reciben de sus familias y si están de acuerdo en ser sacrificadas en bodas, bautizos y ramadanes.

Les explicó la diferencia entre una noticia, una crónica y un reportaje.

¿Qué podéis decir sobre aquella casa de ojos verdes y boca azul? Les volvió a abrir el horizonte de sus mentes con preguntas así, tan disparatadas.

Y después les dejó un tiempo libre. Y todos  se pusieron como locos a escribir.

Liman Boisha

 

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